Si no es el parador más bonito de España, sin duda, es uno de ellos. Está ubicado en un precioso edificio plateresco de principios del XVI que forma parte del corazón histórico-cultural de Santiago. Es verdad que su decoración es clásica y que no le vendría mal un repaso, de hecho eso de Gran lujo es un poco excesivo, pero el edificio es tan impresionante que merece la pena terminar el camino en un lugar como el parador de Santiago, digamos que dormir la última noche en un hotel museo es un buen broche final. Como en todos los paradores, el trato no es familiar pero sí muy profesional y cuentas con todos los servicios necesitas.