Situado en un pequeño caserón restaurado y, a menos de un minuto de la plaza del Obradoiro, se encuentra un hotel donde se nota que cada detalle se ha cuidado con mimo. La habitaciones son espaciosas y algunas cuentan con galerías que dan al jardín y con vistas a los tejados y campanarios de Santiago. La cocina de «O Tragaluz», su restaurante, es el espacio reservado para los amantes de la buena mesa. Además, tiene un jardín interior de verano que es una maravilla y está situado en un placita que siempre tiene mucho ambiente.