Buen lugar de descanso, acogedor y agradable. Su propietaria Maribel te esperará con la chimenea encendida para secar tus zapatos. Una atención al peregrino muy cuidada con todas las comodidades que necesitas para relajarte y pasar un maravilloso día en Triacastela. Desde las ventanas de este acogedor albergue podrás ver el paisaje montañoso que hará que olvides por completo los kilómetros caminados y tu mente entre rápidamente en un agradecido y necesario estado zen.