Comienza una etapa de 26 kilómetros que te adentrará de lleno en la zona de la maragatería, una comarca que en su día fue el País de los Maragatos, conocida también como Somoza. Por aquí pasaron astures y romanos, y no lo hicieron en balde. Tradición, cultura y folklore son la herencia que han dejado los pueblos que habitaron estas tierras desde tiempos inmemoriales. Los arrieros fueron de esos últimos pueblos que dejaron una huella muy marcada en esta comarca. Aún se conservan sus casas con portalón y de sillarejo; el maragatu, su legado dialéctico, o el cocido maragato, famoso a día de hoy y la principal seña de identidad en la gastronomía de la zona.
Te recomiendo que hagas un pequeño desvío y comas en Castrillo de los Polvazares, es un pueblo precioso de calles empedradas especializado en el cocido maragato que no te puedes perder. Después, pon el turbo y sube hacia Rabanal del Camino, es duro, quedas avisado, pero en rabanal, la parada en su iglesia te hará recuperar energías. Por cierto, pregunta por los cantos gregorianos que hay a diario a las 7PM, es algo que no puedes perderte. Rabanal es un buen lugar por si quieres pararte a dormir (ya llevas 20 km desde que saliste de Astorga) y afrontar la subida a Foncebadón y a la Cruz del Ferro al día siguiente
El final de la etapa es el pueblecito de Foncebadón, en las laderas del monte Irago, que ha dado la bienvenida a un sinfín de peregrinos a lo largo de los siglos. Justo antes de llegar a Foncebadón justo antes de llegar a la Cruz del Ferro. Fondebadón es un lugar diferente, normal que Coello contara la escena de los perros porque em Foncebadón siempre tienes sensaciones diferentes.